El terrible desencanto de quedarse a medias

Además de la noche y sus mañanas
hay mil modos de ser el desencanto
pero sin duda alguna el más ingrato
es volverse muy loca sólo a medias.

Y remedias la ausencia con pintura
carmesí como hacen en las guerras
y la llamas a gritos, la locura
ocupada en sus cosas no contesta.

Y te aprietas el alma con los dientes
y repasas los versos de Panero
y te compras zapatos y presientes
en los pies el dolor de un no te quiero.

Y recoges los restos del naufragio
mientras llueve a los bordes de la cama
la locura te mira desde el techo
te agradece el esfuerzo, pero nada.

Y recurres a Nacho y su gitana
te repites que Erasmo era un idiota
recorriendo las huellas de Fellini
rememoras el vicio de ser otra.

Pero a medias.

Y ya pierdes la calma, te encadenas
a la parte trasera del poema
decidida a perderte estrictamente
«en los vastos jardines sin aurora»
y con Aurora
te sorprendes al borde del desastre
«cantando alegre en la popa»

Y comprendes
que en asuntos de dos valen la pena
los silencios que hablan con los ojos
los secretos dormidos en los hombros
las verdades a medias boca a boca

la locura

aún a riesgo de no volverse loca.

Me lo contaba Eva, que ni loca ni se queda a medias.

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