Cuando sea pequeña quiero volar en avión, alto, muy alto. A poder ser por encima de las nubes, en aeroplano. Ya estando arriba, tocar alguna estrella, cazar algún cometa, pasar de largo y seguir alguna estela.

Cuando sea pequeña me gustaría soplar muchas verdades –también todas las velas. Sumar los días pares, contar las letras que lleva enero, jugar –en fín- todas las tardes. Ya puestos, subirme a un escalón grande, ponerme un altavoz y pensarme libre como el aire. Que ironía, que revuelo, cuando sabes que el aire sólo es aire y las nubes –por su parte- son más que el algodón que aquel día te compraste.

Cuando sea pequeña, dentro de algún tiempo, pensaré en dar muchos abrazos, sentir la compañía, tirarme muchos besos y querer sabiendo. Aprenderé sin duda el origen de lo que me enseñaron de grande, quiero decir, lo importante. Sabré la historia de los valores, de la justicia, de otros lugares. Sabré que los derechos empiezan por uno mismo y en todos -los demás- al mismo tiempo.

Cuando sea pequeña leeré todos los cuentos – los que aprendí de otros y los que fueron saliendo. Comprenderé que la imaginación y el arte no son lo que parecen de grande sino logras llegar a comprenderlos cuando apenas conoces algunas verdades. Jugaré a juntar palabras, a dibujar sílabas y cambiar letras. A rimar números y dictar notas en do sostenido o en la-la grande.

Cuando sea otra vez niña prometo decir te quiero, sino todos los días, lo gritaré a menudo, en cada instante. Aprovecharé la luz del sol, cerraré el grifo, conoceré el mundo. Comeré cinco piezas de fruta, cinco, y subiré a trapecios, altos, como aquellas veces en el  circo.

Aprenderé a hacer el indio, cuando sea pequeña, para luego -de nuevo grande- acordarme que la infancia, sus recuerdos, lo que soñaste.. seguirá siendo siempre lo más importante.