Ventana. Siempre ventana. Algo así como una cuestión sine qua non. Acción, condición o ingrediente necesario y esencial —de carácter más bien obligatorio— para que algo sea posible. En autobús me tocaría ir igual, pero la ventana es sine qua non. Si me toca pasillo, me siento en ventana, espero a que llegue el compañero o compañera de viaje y les dejo que decidan. Lo sé. Lo hago sabiéndome egoísta. Lo llaman geta, morro, cara. Lo sé pero no lo puedo evitar. La ventana, sine qua non.
Leo, escucho, duermo. Pero la mayor parte del tiempo miro. La ventana y su poder de instrospección. Acción o efecto de instrospectar: observación interior de los propios actos o estados de ánimo o de conciencia. Y las rayas de la carretera no son en realidad rayas, son el tiempo. Y los postes de la luz no son postes, son momentos. Y así con todo: las señales, son recuerdos; las montañas, alegría; los árboles son sueños y el camino de frente –desde la ventana- no es camino sino que es vida. La que sucede, la que te espera.
Lo mejor de todo es cuando por la ventana –que no es ventana, sino que fue siempre tu mirada- aparecen sutilezas inesperadas. Ayer cacé un arcoiris. Y hoy sigo pensando qué fue en realidad, si la verdad es que nada es nunca lo que parece.
Nati!! no sabes cuantas similitudes encuentro en estas reflexiones y lo que yo viví durante años. Siempre ventana. Un abrazo
los dos somos personajes ventana panuchi 🙂