Escaparate para el ego -propio o ajeno. Ventana indiscreta. Espejo trucado de tu propia vida. Pasatiempos. Pierdetiempos. Oportunidad para compartir con grandes amigos  y  un te-acepto-pero-no-eres-mi-amigo para los que no lo son tanto. Herramienta de información, desolación y trabajo.

De Facebook  y a estas alturas de la película, ya se ha dicho todo. Todas hemos opinado y de una u otra manera, en algún momento nos hemos posicionado sobre lo que ha supuesto el gran mastodonte de las relaciones sociales virtuosamente virtuales. Y efectivamente Facebook lo es todo y no es nada. Pero lo que a nadie le cabe duda es que la red social es un saco sin fondo de historias. Historias para contar, para intuir, para inventar; historias reales, historias mentira, historias con medias tintas.

Facebook es un relato que no cesa, una historia que no se para.

Precisamente fruto de su propia identidad, nace ahora Facebookstories, una frikada más para enganchar a la gente pero una frikada pensada con gusto. Porque no hay nada con mejor gusto que las historias de la gente corriente cuando son historias bien contadas.

 Mayank Sharma cuenta la historia de cuando contrajo una meningitis que le provocó una pérdida de memoria total. De la noche a la mañana no conocía a su familia, no sabía de qué tipo era ninguna de sus relaciones y ni siquiera lograba recordar cualquiera de los momentos más felices de su vida. Si somos lo que somos por el recuerdo de la suma de experiencias que hemos vivido en nuestra vida, Mayank no era nadie. En el video cuenta como a través de Facebook conectó con todas las personas que la red le indicaba que «podría conocer» y que preguntándoles logro hilvanar la historia de su vida. Los médicos dicen que todos los recuerdos que tiene ahora, el recuerdo de si mismo, es solo fruto de las historias que le han contado sobre él mismo.

Independientemente de toda la inyección de marketing que pueda traer la nueva web, la idea es buena pero no es nueva. Los cuentos llegaron antes incluso que el huevo y la gallina y en contarlos y escucharlos vemos pasar la vida.