Al final de este año, más de 14 millones de niñas en todo el mundo se habrán casado sin su consentimiento con hombres adultos, hombres mayores, a menudo ancianos y -fuera eufemismos- muchas veces viejos. 14 millones de niñas muy jóvenes que probablemente habrán tenido que abandonar la escuela, habrán sido forzadas a tener relaciones sexuales y habrán dejado de jugar para empezar a representar un manido papel de esposas.
Más de 700 millones de las mujeres que viven hoy en el mundo se casaron siendo niñas, por obligación de unas familias que, bien empujados por la tradición o forzados por la necesidad económica, utilizan a sus hijas como moneda de cambio en una de las manifestaciones más agresivas de el sistema patriarcal.
En su canción “Child Bride”, el grupo musical Cocorosie, de las hermanas Blanca y Sierra Casady, retrata la experiencia del matrimonio infantil a través de los ojos de la niña que está a punto de casarse. Y lo logran con un nivel poético profundamente bello y desgarrador al mismo tiempo.
«Whose little girl am I?
The man with the dark hat will take me home tonight
I washed my body…»
Tan bello y desgarrador como el vídeo del tema, para el que la directora Emma Freeman, opta por un paisaje que podría ser cualquier lugar precisamente con la idea de no identificar el matrimonio infantil con un lugar o una cultura. Desgraciadamente las niñas se siguen casando en demasiadas partes del mundo.
Explica el director de fotografía John Brawley, que cuando Freeman le escribió para proponerle participar en la dirección del vídeo musical, le envió una fotografía que inmediatamente le hizo ponerse en el lugar de la historia. En el lugar de la niña.
La foto está incluida en la exposición itinerante y proyecto multimedia Too young to wed, con la que la periodista visual Estephanie Sinclair y la cineasta Jessica Dimmock quieren llamar la atención -y empujar a la acción- sobre la terrible realidad que están sufriendo, hoy y ahora, millones de niñas en todo el mundo.